martes, 6 de diciembre de 2011

Los frutos del pensamiento.



Nada debilita nuestra potencia tan fácilmente como la costumbre de tenernos y condolernos de nosotros mismos, porque con ello se destruye la confianza propia y se ciegan las fuentes del valor y la energía. Desde el momento en que nos lamentamos de nosotros mismos  y creemos que no podemos hacer esto o aquello, se subordinan nuestras facultades a esa disposición mental de modo que debilitan y anonadan nuestra potencia.
Nadie podrá realizar nada grande mientras entorpezca sus facultades con las limitaciones y estorbos que el mismo se ponga
Los párrafos anteriores muestran la postura secular acerca de la importancia de nuestra mente,  la trascendencia que traen los pensamientos en nuestros actos y como repercute nuestra forma de pensar en nuestra forma de ser.
Pero que verdades bíblicas tenemos acerca de este tema de nuestra mente?  Es muy importante que tengamos claro que el enemigo no tiene sino una entrada para tocar  nuestras vidas, que es la mente. Uno puede pensar. Él sabe que no podrá tocar nuestras vidas a menos que logre engañarnos. Uno puede creer que tiene muchas entradas por la cual el diablo puede entrar, no es así, él tiene una sola.
Es por eso que la Biblia insiste mucho en eso, es por eso que Pablo dice en Romanos 12, Transformaos, por medio de la renovación de vuestro entendimiento. No se adapten a las cosas de este mundo y luego dice transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. Pablo habla de ser renovado en el espíritu de nuestra mente.
En Filipenses él dice: todo lo bueno, todo lo agradable, todo lo que es de buen nombre, todo lo justo, en esto pensad.
Isaías habla de “tú guardarás en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”.
La Biblia habla muchísimo de cuidar nuestra mente. Pablo en el libro de Efesios habla de poner el yelmo de la salvación, el casco. Póngase el casco para proteger su cabeza, para proteger su mente. Él sabe que el enemigo no va a poder tocar nuestra vida a menos que toque nuestra mente.
Cierta vez, un hombre pidió a DIOS una flor y una mariposa.
Pero DIOS le dió un cáctus….….y una oruga.
El Hombre quedó triste, pues no entendió por qué su pedido llegó errado. Luego pensó:
Con tanta gente que atender…. Y resolvió no cuestionar. Pasado algún tiempo, el hombre fue a verificar el pedido que dejó olvidado. Para su sorpresa, del espinoso y feo cáctus había nacido la más bella de las flores y la horrible oruga se transformó en una bellísima mariposa.
DIOS siempre hace lo correcto. Su camino es el mejor, aunque a nuestros ojos parezca que todo está errado…
Memoria: La mente caracteriza al hombre y nuestro vigor esta en nuestra alma mortal. Ovidio

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