Preguntémonos si somos capaces de olvidar lo que hemos hecho por otros y recordar lo que otros han hecho por nosotros; de pasar por alto lo que el mundo nos debe y pensar en la deuda que tenemos con este; de poner nuestros derechos en tercer término, nuestras obligaciones en segundo y, en el primero, la oportunidad de hacer algo más que nuestro deber; de tratar de ver a neustros semejantes como personas tan humanas como nosotros y tratar de penetrar más allá de su exterior, hasta su alma, ansiosa de gozo; de reconocer que probablemente la única razón válida de nuestra existencia no es lo que hayamos de obtener en la vida, sino qué es lo que vamos a aportar a ella; de cerrar nuestro libro de quejas contra la administración del universo y buscar en torno nuestro un lugar donde podamos echar la simiente de un poco de alegría… ¿Estaremos dispuestos a hacer todo esto, siquiera sea por un día?
Entonces sí que sabremos guardar la Navidad.
Memoria: El verdadero significado de la navidad es uno solo: Jesucristo.
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